Aquí el lector podrá seguirle el rastro a
algunas conferencias, digamos, a lo que de ellas quede, a sus restos. Un rastro
es una huella pero no es el pie que la produjo. De la misma forma, un texto no
será nunca la presentación oral. Un texto que intenta reproducir lo que alguien
habló ante un auditorio sufre indefectiblemente una serie de pérdidas. El texto
intenta así seguirle los pasos al discurso que ya no es y del que sólo quedan
huellas; las participaciones no se reproducen, ni el ambiente, ni los tiempos
de las pausas, ni los equívocos. ¿Por qué entonces consignar textos así? Porque
un texto así es un resto que pone en circulación algo de aquella palabra y
permite en ese movimiento, que es su lectura, que ese algo continúe el gesto de
la palabra. Este reto se redobla en un movimiento hacia atrás, se con-vierte en
retro y el tiempo y el espacio se abren de tal forma que alguien que no haya
estado en los lugares de las conferencias ni en los momentos de su
pronunciación, podrá tener un acercamiento, el que su lectura le permita, a
dichos eventos aunque, como ya se advierte, no sin que un resto o varios se
produzcan. Seguir el rastro a estos restos es la invitación que este espacio, De
Rastros y Restos, abre, esperando que poco a poco los textos vayan siendo, en
buen mexicano: ¡un resto!